viernes, noviembre 19, 2010

Amlak


Ahora
quiero no huir de mí,
quiero dejar mi pecho
reposar sobre el tuyo,
reposar sobre tus manos,
alcanzar un olor de bosque espeso
desde que la luna me alcance los talones
hasta la suavidad del primer vaho de alba
y viceversa.

Quiero no pesarme sobre los hombros
con tanta angustia pestilente,
con tanto miedo que truena los huesos,
desde temporal
hasta la última falange,
quiero atreverme a ser esta luz,
dejar que grupos de notas
se ordenen en mi centro
y ocurran melodiosas
al compás de tu cuerpo,
de tus brazos,
de la brillante claridad
que no sabes de tus versos,
permitirle al viento de la noche
ser umbral del discurso sincero
y atarme al convulso batir
que detonas en mi corazón resuelto.

Quiero no temerme
no irme deteniendo repentina
por querer evitar la brusquedad
de una caída,
no evitar, no salvarme,
no parar la velocidad de esta
purpúrea emoción tan vagamente cetrina
que abate mi silencio
con violentas sinfonías
que hablan de ti,
de la esperanza que arrastras sin quererlo,
quiero no ceder a esa vieja costumbre purulenta,
no me dejes ceder, piedra angular de mi desvelo,
no me dejes...

Amárrame la piel a tu espejo
y enfócame sin recelo,
duérmeme angelina en la opacidad amada
de tu voz anochada,
por que hoy, ahora,
quiero no extraviarme en mí,
que vuelo y tan fácil aterrizo
en la melancólica necesidad de correr al contrario,
de ir sufriendo...

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